lunes, 10 de octubre de 2016

El rincon del Diablo


Cuenta la leyenda que hace muchos años, un señor pasaba por una de las calles de Monterrey.

Este señor en busca de una aventura en la noche caminaba tranquilo y tomando su tiempo. De repente una figura se comenzó acercar a él, sin miedo a nada siguió su camino normal pero siempre consiente que alguien venia tras de él, al no aguantar más la inquietud volteo para enfrente a la otra persona, al hacerlo solamente pudo distinguir las largas y delgadas piernas y los grandes ojos rojos, rápidamente saco su cuchillo y comenzó pero esto no le fue de gran ayuda ya que los ojos rojos de aquella persona hicieron que se desmallara.

Al día siguiente una mujer que pasaba por el lugar miro aquel hombre tirado en el piso, rápidamente corrió ayudarlo, cuando aquel hombre por fin despertó narro su historia ante todos aquellos que habían acudido ayudarlo.

Desde entones aquella parte de la ciudad es conocida como el rincón del diablo.

domingo, 9 de octubre de 2016

La Leyenda de los Volcanes

Leyenda de los volcanes


La leyenda de los volcanes nos cuenta la historia de un amor conformado por la princesa Iztaccíhuatl y el guerrero de su padre llamado Popocatépetl, él la amaba con locura, por eso el rey de la tribu le ordenó ir a una guerra y terminar con la vida del enemigo, algo que era totalmente imposible, pero si pudiera hacer este pedido su hija estaría libre para casarse con el amado, él regresó con lo que se le había encargado y todos celebraron aquel día.

En un momento Popocatépetl se da cuenta que Iztaccíhuatl estaba muerta, por eso es que la lleva hacia el monte donde los Dioses la convirtieron en un volcán inactivo, en ese momento él prendió una antorcha y tenía el corazón roto por su amor perdido, los Dioses se conmovieron de ellos y decidieron convertirlo en otro volcán que hasta el fin de sus días estaría cuidando a su princesa para que por lo menos en la muerte estén unidos.

La Leyenda de la Llorona

La Llorona es un alma en pena que pasa la noche vagando por las calles, su escalofriante lamento atemorizó durante siglos a todo aquel que lo escuchaba y generó una de las leyendas urbanas más conocidas de Mexico…

El antecedente mas conocido de la leyenda de la llorona tiene sus raices en la mitologia Azteca. Una versión sostiene que es la diosa azteca Chihuacóatl, protectora de la raza. Cuentan que antes de la conquista española, una figura femenina vestida de blanco comenzó a aparecer regularmente sobre las aguas del lago de Texcoco y a vagar por las colinas aterrorizando a los habitantes del gran Tenochtitlán.

“Ay, mis hijos, ¿dónde los llevaré para que escapen tan funesto destino?”, se lamentaba.

Un grupo de sacerdotes decidió consultar viejos augurios. Los antiguos advirtieron que la diosa Chihuacóalt aparecería para anunciar la caída del imperio azteca a manos de hombres procedentes de Oriente. La aparición constituía el sexto presagio del fin de la civilización.

Con la llegada de los españoles al Continente Americano, y una vez consumada la conquista de Tenochtitlan, sede del Imperio Azteca, años mas tarde y después de que murio Doña Marina, mejor conocida como la “Malinche” (joven azteca que se convirtió en amante del conquistador español Hernán Cortés), se decía que esta era la llorona, la que venía a penar del otro mundo por haber traicionado a los indios de su raza, ayudando a los extranjeros para que los sometieran.

Las “Otras” Lloronas

Esta leyenda se extendio a otros lugares del Pais, manifestandose de diversas maneras. En algunos pueblos se decía que la llorona era una joven enamorada que habia muerto en vísperas de la boda y traía al novio la corona de rosas blancas que nunca utilizó.

En otras partes, se creía que era una madre que venía a llorarle a sus hijos huerfanos.

Algunos afirman que es una mujer que ahogó a uno de sus hijos y por la noche lo busca a lo largo de los riachuelos o quebradas, exhalando prolongados lamentos.

Otra descripción de la llorona es la siguiente:
Mujer de figura desagradable, alta y desmelenada, de vestido largo y rostro cadavérico. Con sus largos brazos sostiene a un niño muerto. Pasa la noche llorando, sembrando con sus sollozos lastimeros, el terror en los campos, aldeas, y aún en las ciudades.